viernes, 12 de junio de 2009

I.- La Patria, concepto central

Clasificado en cuanto a su acción y su obra intelectual, Bolívar es un político. La nota política, por y para razón de su trabajo, predomina en todo instante en su personalidad.
Bolívar es un "político" en la acepción amplia que hace al término aludir a una vasta disciplina de lo público. Tal es el sentido original; el vocablo, que fue invención helénica, es un derivado de sociedad a través de Ciudad-Estado (polis), que era la forma social suprema y tangible.
La Ciencia Política de nuestros días se ha erigido sobre el exclusivo tríptico temático de los asuntos relativos a la génesis, ontología y morfología del Estado. Bolívar no fue un pensador abstracto limitado a tres cuestiones precisas, ni tampoco un teórico aunque en el enfoque de los probllemas revelara una personalidad levantada sobre una estructura mental básica, y aunque sus opiniones y sus soluciones fueron brotes legítimosde esa peculiar formación intelectual. No llegó él a conocer los afanes recientes por dar al concepto la mayor nitidez posible, por otra parte, Bolívar desborda la aceptación actual de la Política con dos elementos, uno de naturaleza filosófica, así subjetiviza en muchas ocasiones la realidad, y por ello más que un político científico resulta un filósofo político; y el segundo se refiere a su comportamiento: la Política para el Libertador es en gran parte cuestión normativa, esto es, de conductra, de arte. Hay un arte de acercarse a los problemas del Estado, de tratar y conocer a los hombres, de encauzar la acción de los gobernantes.
Tres son las facetas: ciencia, filosofía y arte. Pero la realidad es una sola. El motivo capital es uno: el Estado, la nacionalidad, la patria. Se trata de un mismo fenómeno visible en tres niveles: en el jurídico, en el social, en el espiritual.
Siguiendo un rígido criterio bolivariano de importancia, debemos citarlos en orden inverso: Patria, nacionalidad, Estado. Esta última forma interesa en tanto es la concreción positiva y jurídica de la realidad espiritual que es la patria. La preocupación central y fundamental del pensamiento de Bolívar es la patria. No se trata simplemente del suelo natal, territorio americano conquistado por la corona española y redimido ulteriormente por los libertadores. Tampoco se trata, en términos abstractos de sus hombres. En la noción de Patria se integra la realidad geográfica con la humana, y con la circunstancia histórica: tradición, anhelos, vida. El elemento histórico-espiritual es el que da existencia y fisonomía a la Patria, al lograr fundir en una todas sus partes.
Ligando con pasión afectuosa los varios componentes, e incitando al culto de la Patria, elabora Bolívar una definición: "Primero el suelo nativo que nada: el ha formado con sus elementos nuestro ser; nuestra vida no es otra cosa que la esencia de nuestro país; allí se encuentran los testigos de nuestro nacimiento, los creadores de nuestra existencia y los que nos han dado almapor la educación; los sepulcros de nuestros padres yacen allí y nos reclaman seguridad y reposo; todo nos recuerda un deber, todo nos excita sentimientos tiernos y memorias deliciosas; allí fue el teatro be nuestra inocencia, de nuestros primeros amores, de nuestras primeras sensaciones y de cuanto nos ha formado. ¿Qué títulos más sagrados al amor y a la consagarción?", I-1449. La Patria no es producto de un ímprtu egoista, ni resulta de la acción excluyente de un grupo selecto ni de una hora estelar. La Patria es una verdad dinámica, en la cual se conjuga el aliento de todos sus hijos y de todos los instantes de su vivir.
Para él la patria no es palabra de vacía demagogia, ni un pretexto de muerte para la agresión fraticida en exclusivo beneficio de reducidas minorias expoliadoras. La Patria es sinceridad, no hipocrecia: La patria es un deber; deber de consecuencia con su tiempo y con su medio; consecuencia con su generación. Es su noción patríotica el vínculo ético es esencial; los requisitos morales son los únicos que exige para el disfrute igualitario de los goces de la vida social. "El hombre de honor no tiene más patriaque aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos, y se respeta el carácter sagardo de la humanidad: la nuestra es la madre de todos los hombres libres y justos, sin distinción de origen y condición", I-493. Por la patria está listo para todos los sacrificios, no solo al de su fortuna o de su vida, sino hasta el del honor y la popularidad; su prédica inspira después el aforismo de Martí: "la Patria es ara y no pedestal".
La patria es el pueblo, la totalidad social de la cual se produce y a la que se debe servir con preferencia. La idea y la lucha de Bolívar jamás se contradicen porque se orientan en pos de un mismo norte; la empresa bolivariana es por definición empresa popular, de absoluta fidelidad revolucionaria, de segura raigambre colectiva. Dista mucho Bolívar de los "demagogos", su verbo los fustiga y su vida los niega. La política lo cautiva y absorbe en cuanto es rectitud, lealtad y vocación por lo popular, interpretación de un recio clima colectivo.
Pero Bolívar rehúye las vaguedades; para él "la patria es la América", II-1072. "Una sola debe ser la patria de todos los americanos", I-294. La patria es realidad actuante y dinámica: es Hispanoamérica; se llama Colombia, Venezuela, se llama Caracas, porque a su ciudad jamás la olvida, es nota constante en su alma. Cualquiera que sean los accidentes, Caracas siempre es la primera en su espíritu, por Caracas inicia el itinerario de su afecto continental.(1)
"Venezuela es el ídolo de mi corazón y Caracas es mi patria, juzgue Ud. -dice a Alamo en 1829- cuál será mi interés por su prosperidad y engrandecimiento", II-826. No cesa de repetir estos sentimientos; "ninguno ama a Venezuela más que yo", II-842. Una vez terminados sus compromisos con el hemisferio desearía consagrase exclusivamente a ella, aunque, conocedor de sus conciudadanos, no oculte declarar: "más miedo le tengo a mi querida patria que a toda la América entera. Soy capaz de encargarme con más facilidad de la dirección de todo el Nuevo Mundo, más bien que de Venezuela", I-1088.
Ni uno solo de los problemas americanos habrá de serle extraño. Su acento patríotico jamás sufrirá cambios, la patria será siempre el estribillo de su canción política. Fuerzas tendrá siempre para el bien de su América. Amor y simpatía habrá para los amigos de su pueblo, y para los malvados habrá, por el contrario, el odio eterno. "Basta de sangre y de ruinas en la pobre Venezuela, ¿mil maldiciones le acompañen al infierno al que pretenda su poder sobre escombros amasados en sangre!", I-1481.

1. En 1825 escribe a Páez y repite lo mismo a Mariano Montilla: estoy "comprometido a defender a Bolivia hasta la muerte como a una segunda Colombia: de la primera soy padre, de la segunda soy hijo: así mi derecha estará en las bocas del Orinoco y mi izquierda llagará hasta las márgenes del Río de la Plata. Mil leguas ocuparan mis brazos, pero mi corazón se hallará siempre en Caracas: allí recibí la vida, allí debo rendirla; y mis caraqueños serán siempre mis primeros compatriotas. este sentimiento no me abandonará sino después de la muerte", I-1181 y 1184.

Proclama el 4 de julio de 1827: "¡Caraqueños! Nacido ciudadano de Caracas, mi mayor ambición será conservar este precioso título: una vida privada entre vosotros será mi delicia, mi gloria y la venganza que espero tomar a mis enemigos", II-1241.

A Fernando Toro escribe en septiembre de 1822, desde Cuenca: "Tu me pintas la suerte de Caracas como es y debe ser. Tu me pides que vuelva sin demora, porque Caracas tiene privilegios sobre mí. Conozco más que nadie los derechos que tiene sobre sus hijos el suelo nativo; debes creerme, estoy devorado constantemente por las más crueles inquietudes con que me represento a Caracas. Un espíritu profético me acerca males remotos e inciertos; yo los saboreo en la amargura de un hijo que mira destrozar el seno de su propia madre, y la criatura de sus entrañas. Piensa, después de esta confesión sincera; lo que la previsión me persuade y me hace expewrimentar, pero oye; yo ya no soy de Caracas sola, soy de toda la nación que mi constancia y mis compañeros han formado...", I-684.

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